Los delitos del futuro by Marc Goodman

Los delitos del futuro by Marc Goodman

autor:Marc Goodman [Marc Goodman]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788434423077
editor: Grupo Planeta
publicado: 2015-10-05T16:00:00+00:00


Conectarlo todo… sin seguridad

La conexión de los productos a la Red será la electrificación del siglo XXI.

MATT WEBB, CEO, Berg Cloud

Para que las cosas puedan conectarse en línea y comunicarse entre sí, primero hay que dotarlas del equivalente tecnológico al habla. Tal como vimos en el caso del concesionario Texas Auto Center y tecnologías como la caja negra WebTeckPlus, podría decirse que los automóviles de hoy en día ya «hablan», y con sus graznidos revelan datos acerca de su localización, condición y estado. Para hacer realidad la visión esbozada por los defensores de la Internet de las Cosas es vital otorgar a los objetos cotidianos la capacidad de comunicarse con nosotros y entre sí.

Para que esto ocurra, la Internet de las Cosas recurre a una serie de tecnologías y protocolos de comunicación conflictivos. Desde la distancia, los estándares de transmisión de datos móviles como LTE (Long Term Evolution o Evolución a Largo Plazo), 4G, GSM y CDMA conectarán dispositivos con la red de telefonía móvil. Muchos objetos de mayor tamaño podrán comunicarse mediante las líneas de telefonía por cable fijas, como Ethernet y la fibra óptica, pero quizá por precio y practicidad la mayor parte de las conexiones tendrán lugar a través de redes inalámbricas. El resultado será la inclusión de miles de millones de chips en objetos que utilicen tecnologías estándares como Wi-Fi, Bluetooth, ZigBee, Z-Wave, comunicación de campo cercano (NFC) e identificación por radiofrecuencia (RFID) para comunicarse. A medida que el precio de estas herramientas descienda, nuevos productos de consumo como el iBeacon de Apple y las etiquetas de localización de Tile pasarán a ser una característica omnipresente en nuestras vidas cotidianas que nos permitirá rastrear objetos con una precisión de centímetros.

La primera de las tecnologías que permitirá la Internet de las Cosas, RFID, se patentó en 1983 y se trata de un dispositivo inalámbrico de bajo consumo que puede engastarse en cualquier objeto para convertirlo en «inteligente» o capaz de interactuar con lectores RFID. Las etiquetas RFID son circuitos electrónicos impresos del grosor de un trozo de papel que acostumbran a presentarse en formato de pegatina, no suelen medir más de 25 milímetros y pueden producirse por menos de un céntimo. Son capaces de intercambiar datos de manera constante y en tiempo real y pueden ser leídas por escáneres situados en un radio de cien metros. Incluso aunque no estés familiarizado con la tecnología RFID, es bastante probable que te hayas tropezado con ella en tu vida, ya sea en la tarjeta de identificación de seguridad con la que accedes a tu despacho, en tu tarjeta electrónica con chip inalámbrico, en la llave de tu habitación de hotel, en el pase del metro o en la pequeña caja que utilizas para pagar los peajes de las autopistas, como el E-ZPass. Pese a que la practicidad de la RFID, considerada por muchos la puerta de acceso a la Internet de las Cosas, suena fenomenal, existe un pequeño problema: es claramente pirateable.

Se han detectado docenas de vulnerabilidades en las



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